A medida que las bicicletas eléctricas ganan popularidad por su comodidad y beneficios ambientales, traen consigo una tendencia preocupante: un aumento de lesiones , particularmente traumatismos craneales, entre los ciclistas. Investigaciones recientes han puesto de relieve una preocupante disminución en el uso de cascos junto con un aumento de los accidentes relacionados con bicicletas eléctricas, lo que indica un importante problema de salud pública que exige atención.
Entre 2017 y 2022, la prevalencia del uso de casco entre los ciclistas eléctricos se redujo anualmente en casi un 6%, mientras que los casos de traumatismo craneoencefálico en ciclistas aumentaron a casi 8.000 casos solo en 2022. Este dramático aumento subraya la necesidad crítica de medidas de seguridad, especialmente el uso de cascos, para mitigar los riesgos asociados con el uso de bicicletas eléctricas.
A pesar de los beneficios medioambientales y para la salud de las bicicletas eléctricas, no se puede pasar por alto el aumento de los accidentes, en particular los que provocan lesiones graves. El estudio, publicado en JAMA Surgery , reveló que solo el 44% de las víctimas de lesiones por bicicletas eléctricas llevaban casco en el momento del accidente. Esta baja tasa de uso del casco es alarmante, dada la protección que ofrecen los cascos contra las lesiones en la cabeza, que son notablemente más graves en los accidentes de bicicletas eléctricas en comparación con los accidentes de bicicletas tradicionales.
Los datos, extraídos del Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones ( NEISS ), reflejan alrededor de 46.000 visitas a los departamentos de emergencia relacionadas con bicicletas eléctricas en todo Estados Unidos entre 2017 y 2022, un aumento de 43 veces en las hospitalizaciones. Este aumento es paralelo a la creciente popularidad de las bicicletas eléctricas, como lo demuestra un aumento significativo en las importaciones de bicicletas eléctricas de 437.000 unidades en 2020 a más de 1,1 millones en 2022.
Las bicicletas eléctricas, capaces de alcanzar velocidades de hasta 45 kilómetros por hora sin asistencia de pedaleo, presentan un desafío único. El aumento de la velocidad y el peso de las bicicletas eléctricas, combinados con las diferentes leyes y regulaciones sobre el uso de cascos en los distintos estados, contribuyen a la complejidad de garantizar la seguridad de los ciclistas. Los hallazgos del estudio, que destacan la casi duplicación de las velocidades y las bajas tasas de uso del casco, apuntan a un riesgo drásticamente mayor de lesiones en la cabeza para los usuarios de bicicletas eléctricas.
Abordar este problema requiere un enfoque multifacético, que incluya cambios en el diseño urbano que atiendan a la seguridad de los usuarios de bicicletas eléctricas, leyes estrictas sobre el uso del casco, educación para los ciclistas y programas de capacitación. Estas medidas, junto con el énfasis en la importancia del uso del casco, pueden reducir significativamente el riesgo de lesiones.
Un caso notable que subraya la necesidad crítica de contar con casco de seguridad fue el de una niña de 12 años que sufrió un traumatismo craneoencefálico mortal a pesar de llevar casco cuando se estrelló la bicicleta eléctrica que conducía. Esta tragedia enfatiza no solo la importancia de usar casco, sino también garantizar que los cascos utilizados cumplan con los estándares de seguridad capaces de proteger contra los impactos asociados con la velocidad de las bicicletas eléctricas.
Entre quienes responden al llamado a mejorar la seguridad se encuentran los fabricantes de cascos que diseñan productos personalizados para ciclistas eléctricos, considerando sus necesidades específicas y los riesgos únicos que enfrentan. Marcas como Xnito , Bern y Lazer están a la vanguardia de este movimiento y ofrecen cascos que combinan características de seguridad avanzadas con comodidad y estilo.
A medida que las bicicletas eléctricas continúan transformando la movilidad urbana, priorizar la seguridad de los ciclistas mediante un mejor uso del casco, la educación y la infraestructura se vuelve primordial. Al adoptar medidas de seguridad integrales, podemos garantizar que los beneficios de las bicicletas eléctricas se obtengan plenamente sin comprometer el bienestar de los ciclistas.